Carrer Nou, 20
El mataronés Miquel Parera i Partegàs buscaba admiración y notoriedad entre sus conciudadanos y por eso quería que su casa del carrer Nou fuera diferente a cualquier otra. Para conseguir este efecto, en 1894 apostó por un joven arquitecto local que entonces apenas despuntaba pero que ya insinuaba maneras, Josep Puig i Cadafalch.
La estructura del edificio y la fachada son simples, pero varios elementos la hacen única. La fachada integra armoniosamente diversos elementos de estilo neogótico, esgrafiados florales y vegetales, ladrillo visto y hierro forjado. Las ventanas del primer piso están enmarcadas con pequeñas ménsulas esculpidas con figuras mitológicas como dragones, duendes y bufones. La mitología popular y los referentes de la Catalunya medieval serán un recurso constante en las obras de Puig i Cadafalch. Y los balcones del segundo piso están coronados por unos bloques de piedra esculpidos con el escudo familiar y el año de construcción, obra de Eusebi Arnau.
En este caso está comprobado que el arquitecto cumplió con el objetivo del propietario ya que la prensa de la época se hizo eco de la admiración que causó entre los mataroneses el aspecto exterior de la casa.